Solo disfruta.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Adelante.

Nuestra vida se basa en tomar decisiones. Ya sea de forma consciente, pensando en todo lo que ello supone o de forma inconsciente, es decir, automatizada.

Existen dos caminos en estas decisiones. Un camino fácil que nos hace sentirnos seguros y otro camino más difícil que nos produce un miedo aterrador.
Por desgracia, no siempre lo seguro es lo que nos hace sentir mejor, sino todo lo contrario. Piensas que eres débil porque el miedo puede contigo y no eres capaz de plantarle cara.
Y ese suele ser nuestro mayor problema. El miedo.

El miedo no es algo palpable, no es algo que se pueda curar tomando un medicamento, no es algo que se pueda medir, ni algo que se pueda comparar.
El miedo simplemente es una barrera. Una barrera que muchas veces nosotros mismos creamos, haciendo “grande” algo que a veces ni siquiera tiene importancia. Éste puede con nosotros, nos controla, nos impide actuar como de verdad nos gustaría, nos paraliza...

Últimamente, me he dado cuenta, por una serie de cosas que ser capaz de vencer el miedo, es lo que te hace sentirte mas fuerte. Hace que aparezca en ti una sensación de poder. De ser capaz de elegir en tu vida ocurra lo que ocurra. Consigue que te consideres capaz de todo. Crees que si has sido capaz de escoger el camino difícil, de luchar contra el miedo y ganar la batalla, puedes con todo.
Y realmente es así.
Como dijo Paulo Coelho: “Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar”.

Yo, realmente no se si existe un límite. Porque nunca es todo tan blanco, ni todo tan negro. Quizá una persona que no tuviera miedos sería “peligrosa”, porque no existiría nada que le impidiera hacer determinadas cosas, y tal vez eso sea contraproducente.


Pero también pienso que nos han dado una vida, y está para vivirla no para tenerle miedo.


Sandra

martes, 29 de octubre de 2013

He vuelto.

Llevo tres meses sin escribir porque no tenía nada bueno que decir. En realidad tampoco lo tengo ahora pues perder  a una persona importante en tu vida no es motivo de felicidad, sino todo lo contrario.
A pesar de ello, no quiero abandonar esto, no se si alguien lo lee o si alguien ha echado en falta mis textos de principiante, pero decidí crear el blog para empezar una nueva etapa  y no quiero cerrarla de repente, sin darle una nueva oportunidad.
Así que aquí estoy, con muchas reflexiones en la cabeza pero incapaz de expresarlas aquí, y es que cuando tienes tanto que decir, es difícil encontrar la forma de hacerlo.
En estos dos últimos meses han aparecido muchas personas nuevas en mi vida. Personas que me han visto mal y que han sido capaces de ofrecerme su cariño sin obtener nada a cambio. Eso es lo que me ayuda a no perder la esperanza, a intentar buscar la parte positiva de todo esto en lo que me veo envuelta.
Reconozco que es difícil entenderme, porque en realidad ni yo misma me entiendo. Pero yo personalmente pienso que todo el mundo que piensa, reflexiona y se para a pensar en las cosas que de verdad merecen la pena, tiene esta clase de “crisis mentales” en las que no saben por dónde tirar, que dudan hasta de su nombre y creen que nadie les comprende.

Es hora de salir adelante sin mirar que dejamos atrás. Es el momento de sacar fuerzas de donde sea.

Sin olvidar la paciencia, pues tirarnos al abismo sin un paracaídas es un riesgo que no todos estamos dispuestos a correr.





SANDRA

jueves, 25 de julio de 2013

Galicia está de luto.

Tengo esta tragedia tan metida en la cabeza que no he podido escribir sobre otra cosa.

Sé que es cierto, que los que no tenemos familiares o amigos implicados en ello no podemos sentir ese sufrimiento insoportable que debe sentir toda esa gente. Que gracias a un pasatiempo o a otro, podemos desconectar de todo esto.
Pero se me parte el alma cada vez que veo las imágenes de lo sucedido. Cada vez que mínimamente me pongo en la piel de todos los afectados. Y sobre todo cuando me doy cuenta de lo frágiles que somos, de lo fugaz que puede ser la vida.

Pienso en la gente que ha logrado sobrevivir, esa gente debe de sentir que ha renacido. Que su vida vuelve a comenzar… Verte tan cerca de la muerte tiene que hacerte reflexionar de una manera bestial. Pero también pienso en el daño psicológico que todo ello puede haberles causado. Eso no se elimina con una operación o una cura. Eso es algo que queda dentro, tatuado en el alma.

Pienso en toda la gente que ha muerto, en todas las cosas que les quedaban por hacer, por vivir. En todas sus ilusiones, las metas que conseguir. En las pequeñas cosas, en los sitios que aún no habían visitado, los libros que no habían leído, los abrazos que no habían dado, las conversaciones que habían dejado a medias, todas y cada una de las cosas más cotidianas que ya nunca más podrán realizar.

Y sobre todo pienso en toda la gente que estaba tan vinculada a ellos, ya sean familiares, amigos, novios...Eso sí que tiene que ser insoportable. La incertidumbre, la falta de información, las horas de espera, el no tener hambre, el no tener ganas de nada, solo de saber que les ha pasado a esos seres tan queridos.

Lo único que mi mente no es capaz de imaginar es ese momento en el que les comunican que esa persona ha fallecido. Creo que eso no se puede describir, y muchos menos yo, que nunca lo he vivido.

Desde aquí mando muchísimo ánimo a todas esas personas que se han visto afectadas. Se ha demostrado que Galicia es fuerte y está unida y esto es algo que nos marcará siempre. Me siento muy orgullosa de ello, y sobre todo, me siento más gallega que nunca.


Sandra.

viernes, 19 de julio de 2013

Mirar atrás es de cobardes.

Parece que el mundo vive con prisa. Que 24 horas no son suficientes al día. Que necesitamos un aumento, pero un aumento de tiempo.


Tiempo, como la arena. Arena que intentas sostener entre tus manos pero no hace más que escurrirse a toda velocidad.


El tiempo no va a esperarte y mucho menos va a volver a recogerte.


El tiempo es ese algo que aunque nos pese, no podemos controlar. Podemos intentar administrarlo, pero no podemos controlar su ida. Su fuga. No va a volver. O eso me han dicho.


A veces da miedo lo rápido que podemos sentir que pasa, y otras agobia lo lentos que desaparecen los segundos en el reloj.

Lo si que está claro, es que más rápido o más lentoun día más es un día menos.






SANDRA

martes, 4 de junio de 2013

ÉL.

No me dejes pensar. No dejes que ese pequeño huequito abierto en mi corazón se llene de recuerdos, de todo el dolor que quiero superar. No dejes que se derramen mis lágrimas en tu hombro mientras me abrazas.
Consigue con tus besos evadirme del “ayer” y traerme de vuelta al “hoy”. Consigue dormirme acariciándome el pelo mientras escucho tu relajada respiración.
Sumérgete en mi ser demostrando todo el amor que nos tenemos.
Dejemos volar la imaginación labrando impacientemente nuestro supuesto futuro.
Permíteme regalarte mi alma en forma de secretos guardados en la profundidad de mi ser. Permíteme prometerte la luna y conseguirla para ti.
Deséame, deseémonos.
Pídeme que muestre mi sonrisa, déjame prometértelo y prohíbeme incumplirlo.
Acude a mí sin pensarlo y oblígame a que realice la misma acción.
Bésame hasta desgastarnos y luego repítelo de nuevo.
Ámame hasta quedarte sin fuerzas reclamándome que sea recíproco.



SANDRA 

miércoles, 15 de mayo de 2013

Corazón pensando, cabeza sintiendo


Todo lo que pasa es por algo. Tal vez solo hay que decantarse por un adversario en el duelo “cabeza-corazón”
La racionalidad está sobrevalorada pues al final, consciente o inconscientemente es el corazón quién manda.
Poco a poco, sin querer, todo nos devuelve a nuestros instintos. A todo aquello que dejamos sin resolver o de lo que huimos.
Pues este mundo nos dejó un huequito que tenemos que dejar impecable en el momento de abandonar, ya que será otro quien disfrute nuestro lugar cuando faltemos.
Por este motivo volvemos a enfrentarnos a situaciones parecidas. Es una nueva oportunidad para dejarlo todo como estaba. Sin causar estragos, sin llevarse nada por delante.
La vida es larga o corta según la mires. De la misma manera que hay minutos eternos, hay minutos que parecen inexistentes.
Todo es relativo, por eso nuestra cabeza no posee siempre la verdad absoluta.
¿Cuántas veces es nuestro bombeante corazón el que nos lleva al final del laberinto, a la salida, a ver el sol…?
No podemos apostar estando seguros de que vayamos a ganar porque realmente eso ya no sería una apuesta.


Y, queridos amigos, el que no apuesta, no gana.







SANDRA

lunes, 6 de mayo de 2013

GRACIAS.


Ese momento en el que todo se desvanece y en el que pierdes la sonrisa , las ganas de seguir y la ilusión… Es ahí cuando te das cuenta de quién está a tu lado demostrando el cariño y el aprecio que te tiene.
Demostrando con cada sonrisa y cada gesto que todo el cariño y toda la confianza que has depositado en esa persona ha merecido la pena porque está a tu lado sin condición, sin buscar algo a cambio. Supongo que es a esto a lo que llamamos amistad. A estar incondicionalmente, no solo en las alegrías, sino también en las lágrimas.
Hace unos días ha sido mi cumpleaños, y no podría estar más agradecida a ciertas personas, por todo el esfuerzo que han hecho por mí. Por los regalos que se han currado y por devolverme las ganas que últimamente había perdido.
Cosas así son las que demuestran que lo que de verdad vale la pena son los pequeños detalles, el darte cuenta de lo que representas para alguien a través de un regalo que de cualquier forma le ha recordado a ti. Yo soy muy detallista y quiero que sepáis que lo he valorado mucho, de verdad. Que a pesar de no tener una celebración por todo lo alto ha sido uno de mis mejores cumpleaños por haberos tenido tan cerca.
También me he dado cuenta, por desgracia, de quién está de adorno, a quién no le importo de verdad. Es duro esperar algo de alguien. Porque aunque no actúes para conseguir algo a cambio, siempre esperas inconscientemente algo parecido a lo que tú das, y cuando no lo recibes, duele.
Por eso he decidido dejar de darlo todo por todos, y simplemente preocuparme por quién de verdad me quiere, y me lo demuestra. Porque las palabras son muy fáciles de decir, todos tenemos boca, lo difícil es demostrar toda esa palabrería, y para mí, esa es la gente que de verdad me tiene incondicionalmente.
Y no hablo en este caso de que me hayan hecho un regalo o de que se hayan gastado mucho dinero, eso es algo irrelevante. Es algo más que eso, es el detalle, el pensar en algo que pueda gustar a la otra persona y crear esa atmósfera de felicidad que al fin y al cabo, te hace sentir que tienes importancia, que mereces la pena.
Así que, os digo de corazón, mil millones de gracias por haber conseguido devolverme la ilusión. Quiero que sepáis que me tenéis aquí, cuando, como y para lo que necesitéis
OS QUIERO 

lunes, 8 de abril de 2013

Realidad.


¿Qué fuerza nos empuja a cometer errores que ya hemos cometido anteriormente?
Parece que nuestro cerebro no se ha dado cuenta de haber fallado y se permite volver a intentarlo con la esperanza de obtener un mejor resultado.
Y por eso el hombre es el único animal que tropieza dos, tres, cuatro o mil veces con la misma piedra. Porque a veces el golpe que nos espera merece la pena por la adrenalina que se produce justo antes de haber tropezado.
Una vez que hemos errado, nos autoconvencemos de que no volverá a ocurrirnos nada semejante. Pero no siempre somos capaces de guiarnos por la razón, y el corazón interviene en algún momento de flaqueza.
Y así es como finalmente, acabamos aprendiendo de nuestros errores. Así es como poco a poco, herida tras herida, cicatriz tras cicatriz, conseguimos dejar de caernos. Conseguimos no volver a meter el dedo en la herida para que ésta no escueza, sino que la tapamos y dejamos que el tiempo sea quien la cure.
Pero es que por mucho que nos duelan, son las heridas las que demuestran que estamos vivos.



Sandra 

viernes, 22 de marzo de 2013

Cambios.


Es increíble como asociamos el sufrimiento o el dolor con la madurez.
Como necesitamos saber que alguien ha tenido que superar muchos obstáculos en su vida para creer que de verdad ha madurado y se ha hecho fuerte.
Se puede madurar por obligación, porque no te queda otro remedio si quieres hacerle frente a todo lo que ocurre a tu alrededor. O se puede madurar poco a poco, aprendiendo de los errores, dejándote guiar por ti, por tus impulsos. 
Creo que ambas son perfectamente válidas. Que como en todo, en esto también tenemos muchos prejuicios. Y los prejuicios no hacen más que reflejar ignorancia.

Me pregunto en qué momento te das cuenta de que has madurado. Supongo que es algo parecido a preguntarse en qué momento te haces mayor, ¿no? Me refiero a que no hay un hecho concreto que lo demuestre. 
Simplemente dejas de divertirte jugando con muñecos. Empiezas a darle importancia a cosas que antes ni siquiera sabías que existían. Las heridas dejan de ser en las rodillas y empiezan a ser en el corazón. La felicidad se resiste y no es tan fácil de conseguir. Sustituyes el: “yo tengo muchísimos amigos” por: “mis amigos puedo contarlos con una mano y me sobran dedos”.  Dejas de crear historias en tu imaginación y de repente empiezas a vivirlas en primera persona.

¿A quién no le gustaría ser como ese Peter Pan sonriente que veíamos cuando éramos pequeños? Ese que no quería crecer, que no quería perder su inocencia
Pero por desgracia, no nos queda otra que crecer, madurar y hacernos fuertes.
Y es que por mucho que nos pese: Cuando uno se hace mayor, se hace mayor para siempre.










 


SANDRA


domingo, 17 de febrero de 2013

Y tu, ¿que esperas?


Cansada de oír “te quieros” vacíos, sin nada detrás, solo un enorme egoísmo y una tremenda manipulación.
Digamos, que es más fácil conseguir algo de alguien “ganándote” su cariño que pidiéndoselo y punto.
Así va el mundo, así sufrimos, así desconfiamos. Pero si es de esta manera como actuamos todos, ¿Qué cabe esperar de la sociedad en la que nos movemos? ¿Esperas que me preocupe por ti cuando he estado hundida en la mierda y tú no has ni preguntado por qué? ¿Esperas una amistad real cuando no haces más que criticar a sus espaldas? ¿Esperar sinceridad cuando eres mentiroso compulsivo?

Sé que es muy fácil ir de víctima. Pero, yo me pregunto, ¿podéis dormir por las noches sabiendo qué vais dando pena por algo que vosotros mismos os habéis buscado?, ¿Realmente conciliáis el sueño? Porque si es así, decidme dónde habéis comprado vuestros colchones, porque son increíblemente eficaces.

No sé si los “te quieros” se desgastan, pero sé que pueden perder valor. Como cuando en el cuento decían: “que viene el lobo, que viene el lobo” y era mentira. Si, el lobo vino, pero ya nadie creía en su palabra. Pues aquí pasa lo mismo. Puede que salga bien las primeras quinientas veces, pero quizás a las quinientos uno, cuando te hayas enamorado, ya nadie te crea.

Siento pena, pena por esas personas que nunca han sabido lo que es un te quiero. Que no han sentido debilidad. Esa debilidad por alguien, que te hace coger tu orgullo, masticarlo y tragártelo solo y exclusivamente porque ese alguien te importa demasiado.


¿Sabéis? querer es poder pero no siempre se puede.









Sandra 

lunes, 28 de enero de 2013

"Patas arriba"


El mundo patas arriba, el sol se escondía entre las montañas, y a la luna no le daba la gana de salir. Las arañas tejían bufandas y las telarañas se desgastaban. Las hormigas descansaban y los peces dejaban de nadar para sacar a relucir sus escamas.

Un arco iris continuo la abrazaba con su color.

El cerrojo de sus lágrimas se abría y se cerraban sus oídos, ya no había sonido audible. Buscaba la luna para sentirse más fuerte y en ese instante se apagaba su aura.

Se arrepentía de cada una de las huellas plasmadas en el barro, pues por alguna extraña razón, no las sentía suyas, les faltaban algo.

Distraída caminaba buscando su contorno, su espalda acariciable, sus labios comestibles, sus suaves manos, su marcado torso, sus brillantes ojos, sus largas pestañas, su latente corazón

Fue entonces cuando despertó y se enamoró del recuerdo de ese mundo, que sin él, había perdido la cordura.




Sandra

jueves, 17 de enero de 2013

Superación.


¿Sabéis? He llorado muchas veces, de hecho soy una “choromicas” que llora con el final de una simple película romántica, que se emociona cuando alguien habla desde lo más profundo de su corazón.Pero os prometo que nunca había llorado con ese dolor.
Recuerdo esos momentos como si hubieran sido ayer mismo.
Recuerdo aquel dolor. Ese dolor como el mismísimo aire que entraba por mi boca. Ese que bajaba por mi garganta desgarrándola poco a poco, tal y como hacen los leones con sus presas. Llegaba a mis pulmones, los cuales invadía hasta dejarlos destrozados. Inundaba cada parte de mi ser, desgarrándolo todo, sin pararse a pensar, sin pedir permiso. Y por supuesto, doble ataque al corazón, bajando poco a poco el volumen de mis latidos, cada vez más bajo, y más, y más… hasta hacerlo incluso desaparecer.

Recuerdo su sonrisa entre lágrimas, su: “no te preocupes, estoy bien”. Recuerdo todas y cada una de las palabras de la historia que me contaba. Recuerdo cada uno de sus suspiros, esos suspiros de “por favor, que esto se acabe ya”. Recuerdo el abrazo que le di, lo único bonito de ese día, junto con su sonrisa, esa que en escasas ocasiones pude ver. Recuerdo no ser capaz de asimilarlo y no reaccionar. Recuerdo la noche en mi habitación oscura. Recuerdo esa noche, esa noche que todavía le debo a mi almohada, por haber estado conmigo.

Hoy, ya pasada la tormenta, lo único que puedo decir es que:

la unión hace la fuerza y sé que a su lado soy mucho más fuerte”






Sandra.


lunes, 14 de enero de 2013

Venga sonríe, es fácil.

Nos pasamos la vida esperando a que alguien entre en nuestra vida o preocupándonos porque alguien salga de ella. ¿Y si dejamos eso a un lado y disfrutamos de lo que ya tenemos?
¿Quien no se ha dado cuenta de cuanto quiere a una persona justo cuando se aleja o desaparece? Por eso hay que darlo todo día a día, como si fuera el último.
Porque todo es efímero, está amenazado por una próxima desaparición que no se sabe cuando puede llegar, quizá cuando te des cuenta sea demasiado tarde. 
Diréis que soy demasiado positiva, o que solo lo soy para escribirlo aquí y que quede bonito. Pero es que si no pienso así, si no soy positiva, ¿que sentido tiene todo esto?.
Sé que a veces todo se desmorona y no tenemos ganas de seguir, pero también sé que siempre hay algo o alguien, sobre todo alguien, que te hace resurgir de ese pozo en el que te habías metido.
Hoy me apetece luchar, me apetece decir que tengo lo que tengo, porque me lo he ganado y que lo que he perdido, lo he perdido porque tenía que ser asi. Me apetece sonreír y contagiar mi sonrisa. Me apetece hacer tonterias y que me digan: "eres una payasa...". Me apetece ser feliz.
Porque... ¿que queréis que os diga?, para vivir sin ilusión, prefiero no hacerlo.


Espero que os haya gustado el vídeo, quería demostrar que una simple tarde haciendo el tonto con ellas, puede ser una de las mejores cosas.
Ellas ya saben que las quiero, pero nunca está de más repetirlo: "os quiero preciosas" 
Una vez más, gracias por leerme (L)

Sandra

domingo, 6 de enero de 2013

Piénsalo.


Vamos tachando día a día los números en el calendario, vamos cambiando de altura, de físico, de talla, de lugar, y sobre todo, vamos cambiando nosotros mismos, nuestra forma de ser y de pensar a medida que crecemos.
En los 18 años que llevo aquí, se me ha ido demostrando lo que es el egoísmo, y últimamente me ha dado mucho que pensar.

En la Real academia española lo definen tal que así: "Inmoderado y excesivo amor a sí mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse del de los demás."

Desde pequeños alimentamos a nuestro ego como si de un perro se tratara. Como todo, empieza siendo pequeño, insignificante, pero a medida que le damos de comer, crece.
Crece hasta tal punto que no podemos con él, y por miedo, no podemos parar de alimentarlo.
Es como un pozo sin fondo, nunca se sacia, nunca se siente satisfecho.
Y es entonces cuando te das cuenta de que te sientes solo. Que has conseguido todos tus propósitos, pero no te saben a nada, porque tu egoísmo no te ha dejado a nadie con quien compartirlos

Necesariamente en nuestra vida, debemos preocuparnos por nosotros mismos, porque de no hacerlo, corremos el riesgo de que nadie lo haga. De todas formas, yo personalmente me siento mejor cuidando a las personas importantes para mi y descuidándome un poquito a mi misma. Porque su felicidad, al fin y al cabo, es mi propia felicidad.


Os dejo la foto de mi peque, porque sé que es al que más tengo que cuidar :) 
SANDRA