Solo disfruta.

miércoles, 10 de junio de 2015

Princesas y soldados.

No somos tan valientes como admitimos, ni tan cobardes como realmente pensamos.

Consentir que una persona entre en nuestra vida, como un terremoto que arrasa con todo, no es fácil. Más si otros tsunamis, volcanes y demás fenómenos han dejado nuestro "yo" más descolocado que el pelo despues de un buen revolcón.

Y cuesta, cuesta permitir esa emboscada a sabiendas de que podría llegar a salir mal. Confíar, Romper ese pequeño caparazón que no cualquier persona hace que desaparezca.
Claro que el hecho de arriesgarse no garantiza que vaya a salir bien. Ni tampoco lo garantiza el no hacerlo.

No podemos tenerlo todo bajo control porque las cosas no suelen salir como esperamos.

Y si, puede salir mal.

Y ese miedo es el que hace que dejemos ir, pensando que es más importante proteger "el fuerte" que luchar por ese alguien que podría haber sido el mejor soldado en nuestra guerra.




Sandra
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martes, 28 de octubre de 2014

Lo que pudo ser.

Esa mosca confusa que choca contra tu ventana capta tu atención. Esa poca que te queda. Se habrá perdido en alguna baldosa, en una telaraña o en la punta de ese lápiz que deberías afilar.

Es ese insignificante insecto quien concluye que todo tiene sentido. Que si a través del cristal se ve la calle, será porque de alguna forma se puede llegar allí. Y persiste, y sigue persistiendo. Y no se cansa. Es su único objetivo, nada en la vida tiene más valor.
Y de pronto pestañeas, y ese pestañeo lleva detrás el peso de todos tus fracasos. De las cosas que has dejado a medias y de aquellas que ni siquiera has intentado.

Se cierra el telón, pero todas las funciones siguen ahí, ancladas al pensamiento. Ese que, por cierto, tortura. Tortura porque todo vuelve, decisiones incluidas.









Sandra 

martes, 23 de septiembre de 2014

Me faltas.

Su tez blanca. Su último parpadeo. Sus manos, que denotan el paso de los años. Sus andares cada vez más lentos. Su fragilidad. Sus ganas de luchar hasta el último momento.
Siempre presumida. Su pintalabios. Su colonia, ese aroma tan especial que dejaba por donde pasaba. Sus gafas. Sus vestidos. Sus pendientes. Sus zapatos, con ese poco de tacón.
Generosa. Como nadie. Siempre pendiente de que a nadie le faltara nada. “La propinilla” como ella decía.
Historias. Historias repetidas que se acaban guardando en la memoria.
Y por que no decirlo!. Sus arrugas, esas que dejan atrás un montón de recuerdos. Lineas en su piel que esconden todas las emociones que deja una vida.

Un año. Un año de ausencia. Te echo de menos.





SANDRA


domingo, 4 de mayo de 2014

TROUBLE:

Desconoce el desafío de perderse entre tus labios, pero tiene muy claro que a quien necesita es a ti.
Que si vive lejos de tus ojos, no sabe por donde tirar.
Que si tu puta sonrisa desaparece de su cabeza, ésta se puede marchitar. En realidad no puede marchitarse algo muerto, pero quizá tu hayas sido la única persona capaz de provocar sensaciones.
Capaz de conocer sus recovecos. De apagar las luces cuando por la vida entra demasiada claridad.
No sabes cómo se estremece cuando tu pasas por delante. Cuando habla de ti, cuando te aproximas a sus labios, cuando tus dedos se pasean por su cuerpo.
No sabes la de lágrimas que he visto deslizarse por sus mejillas. No sé que estás haciendo. No sé como permites que esos ojos no sonrían. La estás perdiendo, y si lo permites, el que acabará perdido vas a ser tu...







SANDRA 

domingo, 27 de abril de 2014

Reacciona, muñeca.

Sangre en los nudillos. Desafío en la mirada. Y trozos de corazón que intentan recomponerse como pueden.

Nunca sabes que hay detrás de una cara. Nunca sabes el por qué de una mentira. Recoges la poca verdad que los demás abandonan. Que dejan plantada, y de la que a veces salen flores. Esas flores que por desgracia, siempre alguien acaba arrancando.
Desde que conoces la desconfianza, la confianza se vuelve mero recuerdo. Casi como un espejismo aparece de cuando en vez. Es algo tan efímero que consigue que dudes de su existencia.

¿La soledad es algo exacto? La soledad es no saber convivir con uno mismo. La soledad no existe, nadie está solo, y nadie está acompañado. Todo está dentro. Aquí dentro. En tu cabeza. En esa en la que a veces, y equivocadamente se amontonan recuerdos, que te hacen creer que existe la soledad. Que te hacen creer que eres algo.

Hace falta perspectiva. Alejarse un poco y mirar con claridad. Pero para ese entonces, cuando decidas que el mundo es demasiado grande como para sentirte importante, será demasiado tarde.
Tiempo desperdiciado. Dinero gastado. Esfuerzo invertido. ¿Y para qué? Esto se acaba querida, esto no es eterno. No puedes seguir esperando a que pase algo. No va a bajar un ángel a hacer de tu vida un sueño.

No, muñeca, no... No protestes. No me pidas que te entienda. No te relajes.


Porque si te relajas, puede que cuando quieras encender tu vida, ya no funcione el interruptor.





SANDRA

jueves, 6 de marzo de 2014

A través del corazón.

Cuando has pasado por una situación dura y posees muy poca información sobre ella, no sabes como puedes hacerle frente.
No sabes si estás consiguiendo dejarla atrás o si simplemente te has estancado. Si te has acostumbrado a vivir en ella y no recuerdas lo que hay más allá.
Y es entonces cuando te bloqueas, cuando no eres capaz de parar de darle vueltas a tu desconcertada cabeza. ¿Estaré sintiendo lo que debo sentir?, ¿Estaré siendo como era antes de toda esta mierda?, ¿Conseguiré volver a hacer las mismas cosas y con las mismas ganas?. Pero hasta que no llega algo o alguien que consigue frenar todos esos pensamientos, no serás capaz de avanzar.
Él consiguió que cada una de mis dudas se extinguieran, que todo fluyera y desapareciera mi obsesión por controlarlo todo. Pues si tienes esa obsesión lo tienes jodido ya que es del todo imposible conseguirlo.
Y cuando te das cuenta de que demasiadas cosas en el mundo no dependen de ti, te vuelves loco. Aparece el miedo, y efectivamente, el miedo es el peor enemigo que podemos tener.
¿Por que? Pues porque el miedo está dentro de nosotros, forma parte de nuestra propia vida. Cuando una cosa aleatoria te da miedo, no tienes mas que evitarla o huir de ella. Por desgracia no tenemos un remedio ni un botón para huír de nosotros mismos, nada va a eliminar esa sensación que nos produce el miedo. Y por tanto solo podemos enfrentarnos a el, y aun que sea un fracaso, seguir intentandolo.
Cuando dejas de pensar en ese miedo, en las consecuencias y en lo que debería ocurrir y no ocurre, es entonces cuando puedes sentirte orgulloso, pues has conseguido salir del pozo negro al que no le veias salida.
Pensareis que la teoría es muy sencilla, que la practica no es asi, que todos sabemos lo que “tenemos” que hacer pero lo dificil es hacerlo. Y aun que no lo creais os doy toda la razón, pues si fuera fácil no existiría el miedo y seríamos invencibles, y por desgracia no es así.
Pero también digo que no se puede llevar a la práctica algo que no está bien cimentado teóricamente, pues que yo sepa, las casas no se empiezan por el tejado.


SANDRA

martes, 14 de enero de 2014

Distancia.

Creo que nadie es capaz de acostumbrarse a la distancia.
Cuando estás lejos de tu casa, de tu gente, de tu vida. Sientes esos kilómetros, que sean muchos o sean pocos te separan de ti, de lo que eres.
No solo es complicado estar lejos. También se hace complicado volver. Sentirte fuera de lugar.
El miedo a pensar que todo ha cambiado en tu ausencia, las personas que han podido sustituirte y los recuerdos que no han desaparecido de tu cabeza, se hacen aún más reales y recientes.
Ese sentimiento de soledad, de no encajar en un sitio es lo que hace que odiemos la distancia.
Pero también he de decir que la distancia hace florecer los sentimientos más reales.
Las despedidas son mucho mas duras, pero también los reencuentros mucho mas bonitos. Hace que odies las estaciones de tren, pero también hace que te sientas como en tu casa en ellas.
El ver las cosas desde otra perspectiva te hace madurar, te hace ser consciente de que todo lo que hasta ahora era tu vida, en realidad es una parte insignificante del enorme mundo en el que vivimos.
Te demuestra más que nunca que la gente viene y va. Y que los que se quedan son los de verdad
Consigue que las personas que te rodean sean tan importantes que lleguen a ser como tu familia. Será en quienes tengas que confiar, quienes te harán reir, con quienes tendrás que llorar, quienes te abracen y quienes te digan lo que estás haciendo mal.

Pero cuando de verdad encuentras tu sitio, no existe una sensación mejor. El que haya sido difícil,hace que adquiera mucho más valor. Y es entonces cuando le encuentras sentido a todo. A la distancia, a echar de menos, a perder a algunas personas y a encontrar a otras nuevas, a cometer fallos y ser capaz de corregirlos, a tener que hacer y deshacer maletas, a subir y bajar de un tren o un autobús, a todo aquello, que al fin y al cabo hace que la experiencia sea algo realmente especial





(Algunas fotos de mi viaje a Amsterdam y Bruselas en navidad :D)


Sandra