Su tez blanca. Su último parpadeo. Sus
manos, que denotan el paso de los años. Sus andares cada vez más
lentos. Su fragilidad. Sus ganas de luchar hasta el último momento.
Siempre presumida. Su pintalabios. Su
colonia, ese aroma tan especial que dejaba por donde pasaba. Sus
gafas. Sus vestidos. Sus pendientes. Sus zapatos, con ese poco de
tacón.
Generosa. Como nadie. Siempre pendiente
de que a nadie le faltara nada. “La propinilla” como ella decía.
Historias. Historias repetidas que se
acaban guardando en la memoria.
Y por que no decirlo!. Sus arrugas,
esas que dejan atrás un montón de recuerdos. Lineas en su piel que
esconden todas las emociones que deja una vida.
Un año. Un año de ausencia. Te echo
de menos.
SANDRA